lunes, 2 de julio de 2012


Ya es julio, debería estar contenta, supongo. Pero no lo veo tal y como me lo imaginaba hace unos meses. Las cosas han cambiado y con ellas los sentimientos. Sé que muchos pensareis que estamos a dos de julio y que queda muchísimo mes por delante, pero lo que una vez fue perdido no se volverá a encontrar, eso seguro. Que he pasado un año esperando este mes y ahora me doy cuenta que lo único que comparte con el del año pasado es el nombre. He estado pensando día tras día durante trescientos sesenta y cinco días que este mes iba a ser perfecto y ya no lo veo con los mismos ojos. 

Lo sé, esta entrada me ha quedado muy cursi, todo el mundo entenderéis que me enamore, que no he podido olvidar y todas esas historias y luego podréis pensar que soy una cuentista y que seguro que estoy exagerando. Pero está entrada no solo es una forma de desahogarme también es para daros un consejo.

Nunca dejéis para mañana, lo que podáis hacer hoy. También traducible: Nunca dejéis para el año siguiente lo que podáis hacer en el que vivís.

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